JOSÉ
BALMES ------------------------------------------------------ La sociedad y la política en el Informalismo de BalmesA mediados de los años ’50 una nueva generación de artistas, reunidos por la condición de ser condiscípulos de Pablo Burchard, comenzaron a proponer en Chile una pintura donde el gesto, su velocidad y su materia fuera desestructurando de manera acelerada la imagen del mundo fenoménico.Esa nueva generación de artistas, provenientes de las reformas curriculares que ellos mismos incitaron cuando conformaban el ‘Grupo de estudiantes plásticos’, se hizo cargo de los preceptos de la Modernidad y enfrentó la tradición del cuadro bajo la autodenominación de ‘Grupo Signo’, del cual Balmes fue importante figura. |
|
Así, la modernidad en la plástica nacional
se llevó a cabo por el corte más radical con la figuración mimética:
la abstracción, que en la figura de Balmes asumió el formato de
gesto que señala un pre- informalismo. Se postuló, entonces, un espacio pictórico donde las estrategias de desintegración de la imagen pasaran por el collage y la materia a través de la matriz informal, lo que significó una pintura establecida por fuera de los marcos de la tradicional pintura de caballete, una pintura en la que predomina la mano como ejecutora directa, al emplear no sólo el pincel, sino que toda la mano desnuda impulsada por el brazo, lo que a su vez compromete al cuerpo, señalando entonces ya un pleno Informalismo . Con estos procedimientos se consolida a la materia plástica como significante y significado, y la gestualidad como productora directa de signos visuales y táctiles que reemplazaron la iconicidad basada en el trabajo de imágenes referenciales. Esta vanguardia se compuso, entonces, por la distancia con la tradición académica, pero también porque, al trasladar el lenguaje del cuerpo al arte, el deseo se sitúo como desafío erigido desde lo visual hacia los parámetros sociales establecidos. El Informalismo se hizo cargo, entonces, de los procesos sociales contingentes en Chile, y readecuó para ello su matriz informal del gesto puro, incorporando otros nuevos procedimientos plásticos: imágenes fotográficas de origen industrial o textos de diarios de circulación masiva, ligadas directamente con el acontecer cotidiano de las grandes transformaciones sociales: protestas, reformas legales, cesantía, etc... Al asumir la contingencia como la condicionante de su producción, las obras adquirieron una re lectura, incluso en sentido regresivo, que liga cada elemento formal a un fenómeno social. Así por ejemplo, el chorreo de pintura roja es más que expresión pasional del yo, pues deviene en significante de sangre_ lucha_ proceso. Se asumió la visualidad como violencia, como denuncia, como compromiso. En palabras de Balmes, expresadas en la Declaración de La Habana, queda manifiesta la íntima interdependencia entre política y arte: “...es necesario crear nuevos valores para configurar un nuevo arte que sea patrimonio de todos y a la vez, que sea expresión de América Latina...por fuera de los mecanismos de oferta y demanda imperantes en la sociedad burguesa...no creemos que exista, así como lo plantea la sociedad capitalista, un arte desprovisto de contenido político, pues todo arte es político aunque no lo exprese de modo evidente...toda creación emana de una investigación en la propia realidad”. Y el politicismo es más claro aún cuando sostiene que “...el arte que es un puro juego formal, así como el que plantea problemas foráneos, está en el fondo dependiendo y afirmando los valores de la cultura dominante y sirviendo a la penetración cultural... forma una dicotomía cultural separando al artista de las masas y creando un arte de elite que afirma valores foráneos”. |
jueves, 23 de octubre de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario